La despedida

Etiqueta: Drama, Romance, Realista

Sabíais que este día llegaría y, sin embargo, no habéis hecho nada para impedirlo. Os habéis dedicado a amaros, a abrazaros y besaros sin contar los segundos de vuestro reloj. La arena seguía cayendo a un ritmo vertiginoso y nunca os preocupasteis por ello. Lo único que os hacía perder la sonrisa era ese instante en el que os separabais y salíais de vuestra fantasía. ¡Qué lentos iban los minutos mientras pensabais en la otra persona! Aun teníais que esperar un poco más para volver a oler su aroma.

Nunca os vi luchar. Nunca os vi llorar. Una vez os vi bailar bajo la lluvia. Estoy segura de que no era la primera vez que lo hacíais. Recuerdo que la calle estaba vacía, que uno de los dos se deshizo del paraguas, os reísteis, bailasteis el mejor vals que he visto nunca y os besasteis. Os besasteis sin miedo a que fuese la última vez, sin ataduras de la rutina y sin previsiones de futuro.

Lo teníais todo, ¿no es así? Decíais que no necesitabais nada más. Mentiras. Mentiras que os contabais para no ver esa verdad que os acechaba en cada esquina.

Soportasteis el duro invierno, la dulce primavera, el caluroso verano y el amargo otoño. Aguantasteis el paso del tiempo, pero no lograsteis superar la barrera de vuestros sentimientos.

No os amabais, al menos no lo suficiente. Vuestros sueños se interpusieron entre vosotros. Nunca soñasteis un futuro donde os teníais al lado y erais felices por alcanzar lo que tanto deseabais. Nunca pensasteis que de verdad podríais tenerlo todo.

Y ahora, ahora no hay más primaveras. Os decís adiós, con lágrimas en los ojos, como aquel día que os vi bailar. Porque no teníais miedo, pero la tristeza os invadía. No lo dijisteis en voz alta porque sabíais que no había nada que hacer, que ya estaba hablando y no habíais superado. Apreciabais cada mirada, cada caricia, esperando no romperos en mil pedazos cuando todo terminase.

Ya ha terminado. No más besos, no más abrazos. Solo os quedan los recuerdos de un amor de verano que se alargó demasiado.

Aún me imagino la armonía que creaban vuestras risas, cómo os decíais sin palabras que os queríais. ¿Valió la pena? ¿Valió la pena no querer luchar porque sabíais que se acabaría? ¿Valió la pena disfrutar de cada segundo sin atreverse a alzar la vista hacia el futuro, negando una verdad que gritaba en vuestros oídos? Decidme, ¿valió la pena dejaros marchar?

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