Etiquetas: Misterio, Sobrenatural, Terror
Nunca pensó que un anillo la ataría de esa forma a alguien. Solo era una joya, un aro que se quedó atascado en su dedo nada más se lo probó.
«Hasta que tu muerte nos separe» oyó que algo o alguien le susurraba al oído, pero en la buhardilla no había absolutamente nadie.
Trató de quitárselo, ya que su cuerpo había empezado a temblar. Nada funcionaba. Gritó mientras tiraba de la joya. Se hacía daño, pero solo quería alejarse de ese maldito anillo. No. No había manera. Una risa metálica le heló la sangre.
Sus pies actuaron por si solos y bajaron corriendo las escaleras. Cerró la trampilla del techo sin preocuparse si lo había conseguido o no.
Aun con la piel de gallina, sacó el móvil e hizo una llamada.
—Mamá, ¿qué demonios guardaba el abuelo en la buhardilla?
—Cariño, la casa del abuelo nunca ha tenido buhardilla.